Por: Verónica Flórez Sánchez / @soyalkalina
Marzo, es el mes en el que conmemoramos y honramos el papel de la mujer en nuestra sociedad. Pero más allá de celebrar y darnos un detalle, una flor o un chocolate, personalmente creo que marzo, también debería convertirse en un mes de reconciliación con nosotras mismas, con nuestro cuerpo, con nuestra alimentación.
Y es que, ser mujer y amar nuestro proceso y nuestro cuerpo, es un acto revolucionario y que incomoda, dentro de una sociedad que constantemente está enviándonos mensajes para cambiar nuestro cuerpo, para dejar de conectar con nuestra alimentación y hacer dietas restrictivas con el fin de tener cuerpos que son irreales, para competir con las otras mujeres que nos rodean y ver quien quema más calorías o quien tiene más “amor propio” para bajar de peso y dejar de comer.
Reconciliarnos con nuestro cuerpo y con nuestra forma de comer no es un trabajo fácil y tampoco uno con resultados inmediatos. Se requiere no solo de tiempo, sino de claridad mental y autocompasión para saber que detrás de todo este proceso, está ocurriendo transformación y también sanación.
Hay cuatro pilares fundamentales, en los que podemos apoyarnos si tenemos la convicción de qué queremos relacionarnos de una forma diferente y más amorosa con los demás, pero sobretodo con nosotras mismas.
- El primero, es conocer tu cuerpo. No te puedes reconciliar, ni puedes amar algo que no conoces. De todo el tiempo que has estado en la tierra, tu cuerpo es con el que más tiempo (valga la redundancia) has pasado y aún no lo conoces a fondo. No sabes entender sus síntomas, ni como reacciona ante ciertos estímulos, tampoco sabes cuáles alimentos le caen bien, o cuáles alimentos lo irritan. Para conocerlo, es necesario dejar de idealizarlo y también de minimizarlo. Simplemente basta con aprender a ver lo que es, como cambia, como se comporta, como responde.
- El segundo pilar, es conectar con tu cuerpo. Piensa en una primera cita con alguien. Siempre estás atenta a todos los detalles, detectas cada señal, la identificas y la interpretas etc. Haz lo mismo con tu cuerpo. Explora tu corpobiografía, como has percibido tu cuerpo a lo largo de los años, como te han afectado las diferentes creencias sobre el cuerpo de tu familia, como las diferentes experiencias que has tenido en tu vida te han marcado. Y reformula esas creencias acerca del cuerpo y la apariencia, con unas que sean más fieles a ti, a lo que quieres comunicar y a lo que quieres vivir.
- El tercer pilar, es aceptar tu cuerpo. Aceptar tu cuerpo, es aceptar lo que es. Comenzar a cambiar el vocabulario que usas para referirte a tu cuerpo, “llevo batallando mucho tiempo con mi cuerpo” “lucho todos los días con mi alimentación”. Estas son conductas agresivas y dolorosas, que terminan por perpetuar la mala relación con nuestro cuerpo. Entendiendo también que aceptación no es resignación ni conformismo. Que evidentemente podemos cambiar nuestra situación, o eso que no nos agrada tanto de nuestra relación con el cuerpo, pero desde un lugar amoroso y compasivo, y no desde el rechazo o la frustración.
- Y el último pilar, es amar tu cuerpo. Amarlo, significa que tienes una relación incondicional. No lo amas solo cuando se ve como quieres o actúa como esperas, sino que lo amas en todos los momentos. sin condiciones. Cuando realmente amas a alguien no buscas cambiarlo, ni atarlo. Lo dejas en libertad, lo dejas ser. Tomas acción para amarlo mejor todos los días. ¿Qué puedes hacer para amarlo incondicionalmente? Entiendes que amar es más fácil y mucho más satisfactorio que odiar y con pequeñas acciones te demuestras ese amor incondicional.
Espero que este mes, sea un mes para reconciliarte con tu cuerpo, para comenzar a poner tus necesidades físicas, químicas, emocionales y espirituales por encima de cualquier presión externa a alcanzar estándares extremos e irreales.
Y que aunque este sea solo el comienzo, espero que el camino que te animes a recorrer esté lleno de crecimiento, amor y autocompasión.