Por: Verónica Flórez / @soyalkalina
Tienes entre 5 y 12 años. Te anuncian que llega la navidad porque tu percepción del tiempo todavía no prevé que la época cambia. Con esta llegada inesperada, también tus deseos comienzan a llegar y con ellos las ideas de regalos que quieres que Papá Noel o El Niño Dios traigan para ti.
La lista de deseos, buscando siempre el mejor regalo año tras año incluye quizá un nuevo juguete, una cuerda para saltar, una bicicleta, unos colores para dibujar que seguramente pueden significar solo una cosa: mucha diversión, mucho disfrute, mucha conexión.
Ahora, te has puesto a pensar ¿cómo ha cambiado con el pasar de los años, tu lista de deseos para navidad?
¿No te parece que nos hemos desconectado de nuestro yo más auténtico? ¿Que se nos ha olvidado la importancia del disfrute, de la diversión, y de la conexión por estar buscando la aprobación, el control y la perfección?
Ahora, solemos llegar a las navidades con miedo de comer de más, con culpa por no ejercitarnos lo suficiente, con ansiedad de contar calorías y con emociones sin resolver que acabamos ocultando en la comida. Nuestras cartas de navidad confiesan deseos que, si miramos más a fondo, atentan no solo contra nuestra salud física, sino contra nuestra salud mental y emocional.
Por eso, esta es una invitación a reescribir el futuro y el destino de esa carta que año tras año ponemos en el árbol con toda nuestra intención. Este es un llamado para que entiendas que el mejor regalo que podrías pedir es uno que solamente puedes darte a ti mism@: trabajar en ti. Trabajar en tus hábitos. Sanar. Reconciliarte contigo.
Porque cuando trabajas en ti, entiendes que el disfrute es importante y encuentras formas para mediar entre la disciplina, las metas y la compañía, y los momentos que se van y no vuelven. Cuando decides trabajar en tus hábitos entiendes que una mejora constante del 1% es más valiosa que cambios de 180 grados en un abrir y cerrar de ojos. Cuando decides sanar te das permiso de reencontrarte con todas tus versiones, abrazarlas, darles lugar y espacio.
Que esta navidad, decidas darte ese regalo, y que esa decisión te acompañe a diario.
¡Feliz navidad!