El único DETOX que realmente sirve.
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Por: Verónica Flórez / @Soyalkalina
Probablemente, tus redes estén bombardeadas de muchísima información que te invita a hacer el nuevo reto detox de moda. Jugos verdes, batidos que reemplazan comidas, pastillas mágicas, sopas en todas las comidas, entre muchos otros. Y estoy 99% segura, que has estado a punto de decir Sí, a alguno de estos métodos cuestionables, pero que te prometen resultados tan increíbles en tan poco tiempo y con “tan poco” esfuerzo.
Hoy, voy a presentarte el único DETOX que realmente sirve, ese que SÍ O SÍ vas a necesitar en tu vida. Llegue a esta conclusión después de leerme el libro de James Clear (2018) “Hábitos atómicos”. Que, por cierto, si aún no lo lees, te lo recomiendo muchísimo.
Volviendo al libro, en este, el autor hablaba de un tema que cambio totalmente mi perspectiva de la vida que estaba llevando y como estaba haciendo que mi alimentación se convirtiera en una carga antes que un disfrute. Él hablaba acerca de cómo el ambiente en el que nos movemos es mucho más determinante para cambiar nuestros hábitos que la misma motivación.
En este punto probablemente estés pensando que me enloquecí y que los detox no tienen nada que ver con el ambiente. Pero, te voy a demostrar que sí y te voy a recomendar ese detox que necesitas hacer en tu vida. Así que presta atención.
En la actualidad, es muy común que nos vendan la vida saludable como un estilo de vida en el que tienes que pesar ciertos kilogramos, caber en ciertas tallas y verte de una manera muy específica. Como hemos aceptado eso, como una verdad absoluta, hemos llegado a tomar medidas extremas como las que te hablé en el primer párrafo. Pero, ¿de dónde sacamos esas ideas, esas medidas y esos comportamientos? Pues exactamente del AMBIENTE en el que nos movemos.
Y es que si te detienes a pensar por un momento, se ha vuelto muy común, que las conversaciones que tenemos ahora giren en torno a los cuerpos de las otras personas, a cuánto engordó este, o por qué este otro rebajó tanto. También es muy recurrente, que a la hora de comer estemos hiper vigilados con preguntas como: ¿te vas a comer todo eso? ¿vas a comer postre? ¿por qué te sirves tan poquito? Y que, para completar el panorama, cada vez que nos metemos a las redes vemos cuerpos perfectos, mensajes de constante comparación y rutinas que solo sirven en los 30 segundos que dura el vídeo de turno.
Todos esos comportamientos que normalizamos tanto, terminan moldeando nuestra realidad, la forma en como nos sentimos, la forma en la que actuamos y finalmente definiendo por qué nuestros hábitos terminan por “abandonarnos”. Esos comportamientos, son nuestro ambiente.
Si has leído hasta este punto, probablemente ya sepas cuál es el maravilloso detox que voy a recomendarte. Y te diste cuenta que no voy a darte ni una receta de un batido, ni un menú con piña y atún. No. El único detox al que deberías someterte es uno grande y exhaustivo de tu ambiente. De las personas con las que compartes, el contenido que recibes, las palabras que escuchas y repites, las conversaciones que propicias y los pensamientos que guardas.
Así que comienza, por depurar de tu organismo las ideas sobre cómo debería verse un cuerpo saludable y cámbialas por tu propia definición. Revisa quienes son esas personas con las que compartes tu energía y tiempo y analiza que tanto están aportándole a esa versión de ti que quieres ser. Y depura. Tómate el tiempo de pasar por tus redes y cuestiónate: ¿las personas a las que sigues, te están aportando o te están generando presiones innecesarias? ¿te están animando a inspirarte o por el contrario solo hacen que termines comparándote? ¿su estilo de vida de verdad es saludable o te están vendiendo ideas irreales del bienestar? Y depura. Depura. Depura. Desintoxícate. Vas a ver todo el peso que dejas de cargar cuando decides tomar acciones concretas por tu bienestar.
Definitivamente, la vida en bienestar y la búsqueda de equilibrio son un camino largo, uno que no es lineal, uno con retrocesos, obstáculos, baches y desvíos. Pero, que definitivamente no es un camino que deba doler, no es una decisión que deba sufrirse o padecerse. Y no es uno en el que tengas que someter a tu cuerpo a rutinas extremas o procesos que atentan contra tu propia salud.